miércoles, 26 de septiembre de 2012




Inspectoría General Año 2012


        “Queremos que nuestros alumnos crezcan fuertes, robustos,  moral  y  físicamente para que puedan llegar a ser, algún día, sabios, católicos fervientes y ciudadanos honestos. Ya que educar al joven significa acostumbrarlo a hacer siempre el bien y nunca el mal, antes que nada debemos persuadirlo que existe una distinción, una oposición absoluta entre el bien el mal, entre las acciones buenas y las malas y que éstas últimas deben ser  evitadas.
         Entonces no todo le es lícito, no es dueño de hacer lo que se le antoja, sino que existe un deber, un vínculo moral, una ley superior que está por encima de todos los hombres. No se puede concebir una honestidad separada de la religión. Sería como querer dividir la rama del árbol.
         En cuanto al estudio nuestro colegio es intransigente. A los jóvenes se les diga claramente que deben estudiar y estudiar mucho. Nosotros los cuidaremos pero también ellos deberán corresponder y creer en los sentimientos de educación cristiana y civil que les infundiremos en el corazón.
         Les recuerdo el deber de la puntualidad, todo joven debe algún día, salir de su colegio para insertarse en la sociedad. Ese día se encontrará con quienes le hablen un lenguaje diferente al que escuchaban en su colegio. Entonces deberán elegir….”

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